Este mes de Julio se conmemora el fallecimiento de Michelangelo Merisi da Caravaggio, más conocido como Caravaggio, famoso pintor italiano que vivió entre  1571 y 1610.

Su pintura destaca por una detallada observación realista de la figura humana en todas sus facetas físicas y emocionales a la par que por un uso dramático de la luz,  ejerciendo una influencia decisiva en la formación de la Pintura del Barroco.

Para recordarlo en su aniversario, hemos seleccionado diez de sus obras maestras más representativas:

La Cabeza de Medusa (1597) es un cuadro de Caravaggio pintado inicialmente en lienzo y a continuación pegado en tabla de álamo en forma de escudo. Se considera la obra más sangrienta de Caravaggio y recibió numerosas críticas negativas en su época.

Caravaggio representa el mito de Narciso  en su obra Narciso (1599), el último cuadro de su segunda etapa. El pintor utiliza una composición sencilla con una figura enorme de tamaño casi natural, lo que propicia una excepcional cercanía al personaje así como un componente de espontaneidad.

San Jerónimo escribiendo  (1605) es uno de los últimos cuadros de la etapa romana de Caravaggio y supone un buen ejemplo de su particular estilo en pintura religiosa. El conjunto se simplifica al máximo priorizando lo esencial: el santo, el escritorio, los libros y el cráneo como símbolo del fin de la vida terrenal.

Cesto con frutas (1596)  es la obra de Caravaggio con la que el pintor italiano comienza a popularizar los bodegones y naturalezas muertas, con éxito en colecciones privadas que buscaban pinturas más profanas. Varias de las frutas están pasadas, lo que sugiere la idea de fugacidad del tiempo y la vida. Este cuadro fue la imagen de los billetes de cien mil liras italianas.

David vencedor de Goliat (1599) es una de las obras más conocidas de Caravaggio que podemos contemplar en el Museo del Prado de Madrid. Se considera que el pintor se autorretrata en la imagen de Goliat creyendo que en su vida real moriría de manera similar.

Chico Mordido por una Lagartija (1596) es uno de las obras más importantes de Caravaggio. El pintor dota de misterio una escena cotidiana donde una lagartija muerde a un joven. Existen dos versiones de la obra, que se encuentran en Londres y Florencia.

Baco (1596) es un óleo sobre lienzo donde Caravaggio utiliza su costumbre de pintar la imagen reflejada en un espejo, como demuestra el hecho de que el modelo tenga su copa en la mano izquierda. La atención al detalle es extraordinaria, como podemos observar en la ligera espuma de la jarra propia del vino recién servido.

Muchacho Comiendo Fruta (1593) es una de las primeras pinturas de Caravaggio, tenía veinte años cuando la realizó. El tema de la fruta suele relacionarse con la tentación y, según diversas interpretaciones, en el caso de esta obra el personaje muestra total indiferencia ante la misma.

Los Músicos (1595) es la primera obra en la que Caravaggio trata el tema de la música. También con esta pintura se inicia en la costumbre de autorretratarse en sus trabajos; en este caso, lo hace en el segundo muchacho por la derecha.

Los Jugadores de Cartas (1595) es un óleo sobre lienzo donde Caravaggio refleja la dicotomía entre la inocencia y la artimaña y cómo ésta última sale vencedora. Se cree que el pintor se inspira en sus vivencias propias, a menudo en ambientes delictivos.

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